«…Por esta razón también, obrando con toda diligencia… añadid a la piedad, fraternidad y a la fraternidad, amor». 2 Pedro 1:7
Que bueno es tener la capacidad de relacionarnos con las demás personas y disfrutar de una amistad que dure años y años. Lamentablemente hay personas que no cultivan ningún tipo de relación, pues no aceptan las diferencias ni discrepancias entre ellos.
Es importante que sepamos que en todas las áreas de nuestras vidas encontraremos diferencias. Los matrimonios la encuentran en numerosas áreas de sus vidas compartidas, aún en aquellas que son fundamentales, la forma de amarse, de divertirse, de comunicarse, de ver las cosas a su alrededor, Etc., esto no quiere decir que debe ser imposible vivir juntos, o que no podrán llegar lejos en su relación. Realmente sí!, es posible vivir juntos y felices y es muy enriquecedor ser diferente uno del otro.
El apóstol Pablo, en su carta a los efesios, les aconsejo, que con humildad y mansedumbre soporten a los demás, por eso entendemos que no es recomendable asumir malas actitudes ante las diferencias, lo correcto es una actitud comprensiva, de tolerancia y respeto para no entrar en conflictos, división o alejamientos, ni enemistades; ni verlas como amenazas, sino más bien como un elemento de crecimiento y aprendizaje.
Y si por ser diferentes somos ofendidos y rechazados, Pablo también aconseja, «… sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó.»Efesios 4:32.
Es una riqueza dada por Dios el tener amigos en la fe, pareja y familia y que con cada uno de ellos podamos aprender y disfrutar de esas diferencias que hacen que las relaciones sean dinámicas.
Tratemos de no mirar los defectos, contrario a esto, apreciemos a los demás, Proverbios 18:24, dice «El hombre que tiene amigos, ha de mostrarse amigo.»
Nuestro mundo natural también es diverso pues su creador tomó tiempo para pensar en cada detalle y asimismo lo hizo con nosotros… nos hizo diferentes!
Que prevalezca la justicia entre nosotros.-
John Macarthur en su libro «La Voluntad de Dios», habla de que debemos tratar a los demás con justicia. Si maltratamos a la gente, realmente maltratamos y despreciamos a Dios.
Despreciar, hacer acepción de personas e ignorar solo porque alguien es diferente a mí o a ti, diferente a lo que pienso o a lo que hago, o es diferente a mí en educación, estatus social o economía, es un modo de maltrato, recordemos que Dios no apoya esas actitudes, más bien nos dejó como segundo mandamiento (al resumirlos), el amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, no dice que amemos según lo que creamos o según la condición de las personas.
Todo lo que haga a una persona diferente a mi es especial y es digno de valorar. Lo vemos en la Palabra de Dios. Jesús en su paso por la tierra conoció a muchas personas y les recibió, ayudó y amó.
Juntos y en paz.-
La palabra de Dios dice, que es hermoso cuando habitamos juntos y armonía porque allí hay bendición (Salmos 133: 1). Para que esto suceda, el amor de Dios debe estar en nosotros, aceptando, amando, sobrellevando, soportando y sobre todo perdonando a los demás. (Te recomiendo leer la carta de 1ra. de Juan).
Te invito a que valores cualquier tipo de amistad y relación que tengas, pon en practica tu amor fraternal, acepta las diferencias, vívelas y si puedes, disfrútalas también, es muy seguro que encuentres riqueza en ello y una relación duradera.
“…Con toda humildad y mansedumbre,
soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor…”
Efesios 4: 2
En Cristo,
Yicell
Dios bendiga tu blog y sea de edificación y bendición para quien lo visite
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hola! Amen. Muchas Gracias. Bendiciones.
Me gustaMe gusta