Es parte de nuestra humanidad el no querer esperar. Todo lo que queremos para nosotros lo deseamos al instante.
Queremos que todo acontezca según nuestros requerimientos, muchas veces sin tomar en cuenta las opiniones y los consejos de aquellos que nos rodean.
Cuando venimos a los pies del Señor, entonces empezamos a conocer a un Dios que no es igual a nosotros. Un Dios que no cumple nuestros caprichos, sino que lleva a cabo Su voluntad para nuestras vidas en Su tiempo.
Es por eso que tenemos todos esos sentimientos a veces frustrantes que inundan nuestra mente y corazón pues queremos que Él obre al tiempo que deseamos.
Pero es importante que estemos conscientes, que Dios no se acoge a nuestros horarios, ni fechas, ni tiempo. Dios es Omnipotente y Soberano, Él no ve nuestras vidas como nosotros la vemos, ni nuestros planes.
La Biblia dice que Sus pensamientos ni Sus caminos, son los de nosotros (Isaías 55:8-9) y continúa diciendo que “son más altos que la tierra…”.
Eso quiere decir, que él tiene una visión mucho mas amplia de Su creación en todos los sentidos. Además Sus planes y Sus tiempos son perfectos (Salmos 18:30a; Romanos 11:33-34).
Solo nos queda entender estas verdades y saber que confiar en Dios y acogernos a lo que Él haga y en el tiempo que Él entienda es lo mejor que nos puede suceder.
¡Si lo asimilamos en nuestro corazón como una bendición el obrar de Dios a Su tiempo, entonces ya no será difícil la espera!
Es una bendición esperar en Dios, y esperar pacientemente, pues Él promete en Su Palabra ayudarnos (Ver Isaías 40:31). Él obrará lo mejor para nosotras.
También recordemos que algunas de nuestras oraciones son respondidas en breve tiempo y eso nos llena de alegría y esperanza.
¡Oremos al Señor! ¡Depositemos en Él nuestras ansiedades y desesperación a la hora de esperar por Sus respuestas!
¡Esperemos con paciencia, confiando!
En Cristo,
Yicell