“Oh Dios, tú eres mi Dios; te buscaré con afán. Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela cual tierra seca y árida donde no hay agua.”
Salmos 63:1
Todas nosotras necesitamos a Dios! No busquemos en otros lo que solo Jesús nos puede dar.
Es un engaño que pensamos que todo lo que hay en este mundo nos debe llenar y satisfacer y vivimos en esa «búsqueda» constante de encontrar eso «especial» en cosas, logros y personas.
Esa constante búsqueda habla de nuestra necesidad de Dios, haciéndose fuertemente evidente en todo eso que somos capaces de hacer.
Un ejemplo es, cómo llevamos nuestras relaciones con los demás, en las cosas en las cuales buscamos entretenimiento, en lo que queremos llenar nuestros vacíos existenciales y en lo que buscamos refugio…
Todo esto nos habla de nuestra necesidad de Dios, quien es nuestro creador y dador de la vida.
Nos vemos buscando en las personas y en las cosas materiales, ese algo “especial” que ellas no pueden darnos. Y es solo Dios quien puede proveernos lo que necesitamos.
Solo Él por medio de Su Hijo Jesucristo puede llenar cualquier vacío en nuestro corazón.
Dios llena todo, Él es suficiente, y es altamente necesario en nuestras vidas para poder desempeñar nuestros roles y que seamos mujeres satisfechas.
El salmista David escribió en el salmo 63 que Dios es la satisfacción del alma, él estaba en un desierto y allí contempló el amor inagotable de Dios y su poder, siendo Él su satisfacción «mas que un suculento banquete» (NTV)
Lo que necesitamos que buscamos en las cosas o en los demás, ese «algo especial» está en Jesucristo! Es a Él a quien nuestra almas anhelan.
En Cristo,
Yicell