«Meditaré en tus preceptos, y consideraré tus caminos».
Salmo 119:15
Estudiosos dicen sobre este salmo que es un largo y apasionado poema de amor por la Ley de Dios.
¿Es esto posible? Enamorarse de la Biblia, la Palabra de Dios?
Sí! Una de las riquezas de este salmo, es que nos invita a amar profundamente los preceptos o mandamientos del Señor.
El salmista dijo, «meditaré en tus preceptos»!
¿Y qué entendemos por meditar en la Biblia?
Es pensar, reflexionar sobre lo que hemos leído de parte de Dios para nosotras.
Pero recordemos que no es una simple lectura, es hacerlo con nuestra mente y todos nuestros sentidos conectados para escuchar y recibir Su Palabra.
Dios nos invita a meditar en las Escrituras, pues nos beneficiará en nuestro andar diario, será de provecho a nuestra vida cristiana.
Y luego que meditemos en ella, nuestros caminos serán alumbrados, recibiremos dirección de parte Dios, Él guiará nuestro andar.
Cuando meditamos en la Palabra de Dios podemos contemplar Su rostro y deleitarnos en Su Presencia. Podemos luego orar con sabiduría y con corazones agradecidos.
Algo más que leemos en este salmo, es que el salmista dijo: «Consideraré tus caminos»!
Él deseaba tomar los caminos del Señor, ir contrario a sus deseos como pecador, ir en pos de la obediencia aunque fuere difícil.
Negarse a sí mismo es tomar los caminos del Señor, hacer la voluntad de nuestro Creador, rendirse a Él.
Lo mejor que podemos hacer como hijas de Dios, es tomar en cuenta siempre Su Palabra y empezar a caminar Sus caminos.
Empezar a querer conocer más y más a Dios a través de Su Palabra, desearlo y amarlo. Ser diligentes en dejar atrás el pecado y seguir Su Palabra.“
«¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la silla de los escarnecedores, sino que en la ley del Señor está su deleite, y en su ley medita de día y de noche!”
Salmo 1:1-2
En Cristo,
Yicell