La mujer y su verdadera belleza!

Hoy día estamos aprendiendo de la sociedad que la real y verdadera belleza de una mujer es su apariencia externa. Lo que notamos en estos tiempos es, que lo que te hace bonita y atrayente es tu ropa, zapatos, maquillaje, pelo, piel Etc.

No quiero echar al menos estas cosas, sé que son parte de nuestra femineidad y que por naturaleza nos inclinamos a ellas. 

¡Ya no se habla de la belleza interior de la mujer! 

Ahora se bombardea a través de la publicidad una belleza aérea, superficial, postiza, archi-adornada, cara, de marca, y a la última moda.

Al punto de llevar a muchas mujeres a sentirse insatisfecha de su apariencia, cayendo en la trampa de los lujos en cuanto a vestuarios, prendas, accesorios, zapatos, pelo, perfumes. Y todo esto llenando solo la parte de afuera. 

También, desde muy pequeñas notamos que la belleza se relaciona con lo exterior y lamentablemente esto ha ganado campo.

Y si hacemos un consenso sobre la pregunta ¿Qué es ser bella para ti? La respuesta posiblemente sería hacia lo de la afuera, basando tu identidad en tus atributos externos.

Es lastimoso ver cuanto culto se le rinde a lo físico y cómo esto ha llegado a relacionarse con el éxito en la vida, al punto de llegar a ser juzgada y tratada si no cumples con los estándares de “belleza” actual.

Si eso es algo que puede estar afectando tu vida, y por que no, tal vez la mía también, entonces es bueno que recordemos que para Dios esto es para nada relevante (Ver 1 Samuel 16:7).

Si somos hijas de Dios recordemos que nuestra identidad no está basada en lo externo, está en Jesucristo, quién transforma nuestros corazones haciéndonos realmente bellas.

Dios en su palabra no promueve este tipo de belleza externa, pues esta belleza es pasajera:

¿Cuál es la verdadera belleza?

Leamos 1 de Pedro 3: 3-4 (NTV),

“No se interesen tanto por la belleza externa: los peinados extravagantes, las joyas costosas o la ropa elegante. En cambio, vístanse con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios.”

¡La belleza que realmente importa! ¡La que sale de nuestro interior desde lo profundo de nuestro corazón es la belleza que es preciosa para Dios!  

Por lo que, ¿Verdad que es mejor preocupamos por nuestra belleza interna?

¡Claro que sí! Pues con ella agradamos a Dios, además permanecerá hasta el final de nuestros días, no será una belleza pasajera, será una belleza de gran estima delante de Dios.

Recordemos que como seamos por dentro, lo que tenga nuestro corazón, es lo que vamos a reflejar, aunque cumplamos con los estándares actuales, sin embargo, no es esa belleza la que traerá gozo a nuestra vida.

¿Aún hay en nuestros corazones cosas amargas, malicia, superioridad, grandeza, envidia, y muchos pecados más? ¿Cómo nos hemos dado a conocer? ¿Sabes que la belleza exterior no “oculta” nada de esto?

“El encanto es engañoso, y la belleza no perdura, pero la mujer que teme al Señor será sumamente alabada.”

Proverbios 31:30 (NTV)

Es mejor que nos conozcan por tener un corazón cuya identidad esté en Cristo, por la obediencia a Dios y por tener un espíritu afable y apacible.

Empecemos a trabajar para lograr esa belleza interna que Dios nos propone en Su Palabra, que se refleje desde el corazón.

Una belleza que nos identifique como hijas de Dios, piadosas, servidoras, alegres; que nos marque como mujeres únicas, especiales y verdaderas. Con cualidades hermosas.

Leamos, Proverbios 15:13 (Reina-Valera 1995)

“El corazón alegre embellece el rostro.”

¿Cómo cultivarla?

* Tengamos un corazón alegre, y esto viene cuando tenemos nuestra identidad en Jesucristo.

Así viviremos en armonía con las demás personas aceptando sus defectos y disfrutaremos la vida que Dios nos ha dado.

* Ocupémonos de nuestro interior, no dejemos entrar en él nada inapropiado, dañino o pecaminoso.

* Ya es tiempo de que en vez de la “mujer por fuera”, consideremos la “mujer por dentro” como la verdadera y real belleza.

* Procuremos que cuando alguien nos conozca, note la belleza de nuestro corazón.

* Si sientes que no eres hermosa a menos que estés maquillada o super arreglada, o tengas puestas ropas nuevas, caras o de última moda, ¡entonces es tiempo de orar! Dios puede obrar en ti de forma especial.

* Hazte estas preguntas para reflexionar: ¿Soy realmente bella por dentro? ¿Los demás me buscan o me alagan por mi físico o por el buen corazón que tengo y mi actitud como hija de Dios?

No somos bellas por nuestro físico ni cómo este adornado, somos bellas por lo que refleje nuestro corazón, el cual tiene a Cristo como identidad; y lo hermoso que él refleje, ¡es la belleza que realmente perdurará y nos hará mujeres felices!

Recuerda, Este mundo necesita mujeres con corazones transformados, que reflejen una belleza de espíritu tierno y sereno, que nos haga ver hermosas por completo para la gloria de Dios.

En Cristo,

Yicell

Publicado por Yicell de Ortiz

Yicell es dominicana, es miembro de la Iglesia Summit en español en Raleigh, Carolina del Norte, USA. Estudió psicóloga clínica, realizó un Diplomado en Discipulado Femenino en el Instituto Integridad y Sabiduría, también tiene un Certificado en Consejería Bíblica, avalado por el Instituto Encarga de Colombia y The Institute For Biblical Conseling & Discipleship. Está casada con Jehiel Ortiz, quien es misionero del ministerio Trans World Radio, un hombre apasionado por Dios y Su Palabra, a quien le encanta enseñar sobre la Biblia. Yicell colabora escribiendo para el ministerio LifeWay Mujeres, para el blog Ella Habla Verdad de Susana De Cano, también colabora para el blog de EZER y para el blog del programa Mujer para la Gloria de Dios, ambos ministerios de la iglesia Bautista Internacional. Ella, su esposo y sus hijos Laura Isabel y Luis Eduardo viven actualmente en la cuidad de Carolina del Norte, Estados Unidos.

2 comentarios sobre “La mujer y su verdadera belleza!

  1. Gracias hermana, un excelente devocional, muy cierto, hoy en día nos dejamos llevar por la apariencia externa y hasta a veces nos afanamos ( en mi caso) por lucir muy bien y descuidamos lo que verdaderamente importa, nuestro corazón y alma, nuestro interior que es lo que Dios ve, gracias es una bendición

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