«Los hijos son un regalo del Señor; son una recompensa de su parte.» Salmos 127:3 (NTV)
Nuestros hijos son un regalo de Dios, por lo que ellos van a necesitar madres aamorosas, dedicadas y entregadas a ellos incondicionalmente.
Por sobre todas cosas el amor, el cuidado, su educación integral, acompañados de una crianza en valores e instruirlos en los caminos del Señor, es lo que Dios desea de nosotras, sus madres.
Todo lo anterior conlleva muchas responsabilidades.
¿Sabes que nuestros aprenden observando lo que hacemos y escuchando lo que decimos?
Nuestros trato hacia ellos y lo que decimos de ellos es sumamente importante para nuestros hijos, esto tiene mucho significado. Cada cosa que escuchen o vean los motivará o los entristecera.
Rezaltar las fortalezas de nuestros hijos, sus buenas acciones y sus logros es clave. Le corresponde a cada madre.
En torno a este tema, hay tres puntos importantes:
- Como madres cristianas, ¿qué hay del orgullo que podemos sentir por nuestros hijos?.-
El orgullo que las madres sentimos por nuestros hijos, normalmente se debe a sus logros en cualquier etapa de sus vidas, desde que inician su aprendizaje y desarrollo. Por ejemplo, sentimos orgullo por nuestros hijos cuando aprenden a caminar, cuando aprenden a comer solos y cuando van el primer día a la escuela, Etc.
En 2 de Corintios 7:4 NBLA, por ejemplo, leemos a Pablo sintiendo orgullo por los de la iglesia, por cómo lo alentaron haciéndole feliz aún en medio de la dificultad y por eso Pablo les decía que estaban en su corazón por siempre:
«Mucha es mi confianza en ustedes. Tengo mucho orgullo de ustedes. Lleno estoy de consuelo y sobreabundo de gozo en toda nuestra aflicción.»
Es bueno que sepamos que este orgullo que hace mención Pablo, no es el que Dios rechaza en otras partes de la Biblia, al cual se refiere a la «altivez», la «soberbia», entre otros. Este orgullo pecaminoso es altanero, lo opuesto a la humildad que Dios busca en nosotras.
En cambio el orgullo de que se refiere Pablo, que no es mismo término del anterior, es traducido como una forma de «gloriarse, alegrarse mucho por algo». Definitivamente no es lo mismo que seamos personas altaneras o soberbias.
2. Nuestros hijos lo necesitan.-
Este orgullo que sentimos por nuestros hijos debe ser el mismo que leemos de Pablo. Por ejemplo, podemos sentir orgullo por sus logros por mas sencillos que sean, los avances en sus vidas camino hacia su madurez e independencia y los talentos de nuestros hijos.
Sentir orgullo por ellos en algún momento de sus vidas puede resultar de bien para ellos, y esto es importante, ya que pueden ser más felices y los ayuda cuando más lo necesiten.
Las madres jugamos un papel importante en la vida de nuestros hijos. No olvidemos hablarles de cuánto los amamos, y los apoyamos y sobre todo que ellos crean nuestras palabras.
Querida mamá, hay tres maneras de mostrar el orgullo que sentimos por nuestros hijos de manera adecuada, por ejemplo
a. Elogiemos el proceso de lo que estén haciendo más que el resultado.
b. Demostremos mucho aprecio por sus habilidades
c. Celebremos con entusiasmo cuánto ellos se han superado.
d. En medio del gozo y la alegría, no olvidemos mostrar el evangelio y la Palabra de Dios
Recordemos, el orgullo y la confianza que les mostremos las madres a ellos de saber que han hecho algo bien les ayudará en su aprendizaje y desarrollo.
3. Cuidemos sus corazones y el nuestro del orgullo pecaminoso.-
Como madres estemos alerta, pues podemos dar entrada en nuestro corazón al orgullo altivo y vanidoso por nuestros hijos, el cual es pecado, siendo esto un obstaculo que nos impida mostrarle a ellos el evangelio.
En medio de todo nuestro gran amor, no oldivemos el corazón de nuestros de hijos. Ellos necesitan ser instruidos por medio de nuestro consejo, siempre guiados hacia la Palabra de Dios. Mostrandoles siempre la necesidad de Jesús para sus corazones y la necesidad de la guianza de Dios para todo lo que ellos hagan, dando siempre la gloria a Él de todos sus logros.
Madre, oremos por nuestros hijos, también oremos por nosotras. Y demos gracias a Dios por ellos, pues son un regalo, el cual nos urge cuidar, encaminar y valorar.
En Cristo,
Yicell
Escrito originalmente para el ministerio Lifeway Mujeres.